KATHE KOLLWITZ
Nací en
Alemania en 1867, las fechas no son
siempre importantes pero en mi caso sí lo son porque están muy ligadas a mis
trabajos.
Con 17 años
viaje por primera vez con mi hermana y mi madre a Berlín y Múnich, después de
esto comencé mis estudios de forma independiente y me comprometí con Karl
Kollwitz, de ahí mi apellido.
Más tarde
comienzo mis estudios de arte en Múnich, en la Escuela de Arte para mujeres ya
que no éramos aceptadas en las academias de arte habituales . Aquí es donde
comienzo a interesarme sobre todo por los grabados. Max Klinger tuvo mucha
influencia sobre mí con sus estampas
dramáticas.
Me case con
28 años con Kollwitz que era médico de profesión. Me traslado a vivir a un
barrio muy pobre de Berlín, donde tuve una visión de las miserables condiciones
en las que vivía la clase obrera y estos fueron los motivos centrales de mi
obra, la crítica social y las condiciones inhumanas en las que vivían los
obreros.
“...Cuando,
especialmente por mi marido, conocí lo profundamente doloroso y trágico de la
vida proletaria, cuando conocí a mujeres que venían pidiéndole ayuda, y de paso
también a mí, me fue conmoviendo con toda intensidad. Me atormentaban e
inquietaban problemas no solucionados como la prostitución y la desocupación,
que contribuían a que perseverara en la representación del pueblo humilde; el
hecho de representarlo continuamente, significaba una válvula de escape y hacía
que la vida fuera soportable.”*
Hacia 1898
asistí a una obra de teatro dramática de Gerhart Hauptmann “Los Tejedores” que me produjo un gran impacto y comencé una serie
de aguafuertes que llame “La revuelta de los tejedores”, con las que obtuve un
gran reconocimiento del público y de la crítica y comencé a ser más conocida.
En realidad
hice la representación de lo que conocía, la muerte el nacimiento y la
maternidad asociadas a la condición vulnerable de la población femenina en la
guerra.
Podríamos
decir que mi obra tuvo tres etapas:
-
En
la que me dedico a los aguafuertes
-
Litografía
-
Finalmente
grabado en madera, donde me doy cuenta que las figuras y sus contornos
adquieren un carácter preciso y afilado, casi desgarradores.
“...La
verdadera razón por la cual elegía para mis representaciones casi
exclusivamente motivos de la vida obrera, fue que estos me daban simple e
incondicionalmente aquello que yo consideraba bello. Bello era para mí el peón
de Königsberg...Bellos, los movimientos generosos del pueblo. La gente burguesa
no tenía atractivo alguno para mí. Toda la vida burguesa me parecía insípida.
El proletariado, en cambio, tenía una gran pujanza.”
Tuve dos
hijos, Hans y Peter.
Peter fue
llamado a filas en la Primera Guerra Mundial y falleció en combate, lo que me
supuso una tremenda depresión de la que nunca me recupere totalmente y mi trabajo
estuvo muy influenciado por este hecho, comenzando a hacer autorretratos y plasmar las tragedias entre padres y los
hijos.
Visite una
muestra del artista alemán Ernst Barlach y también me impresiono profundamente, el influyó mucho
en mi trabajo, y se convertiría más tarde en un buen amigo.
Finalizada
la primera guerra mundial, fui elegida como miembro en la Academia Prusiana de
Artes y más tarde obtendría el grado de profesor. Hacia 1919 me comenzó a
interesar la escultura, después de conocer a Rodin, pero nunca deje el trabajo
grafico.
Realicé más
de 50 autorretratos, en los que quise plasmar el avance del tiempo en mi cuerpo
, nunca tuve miedo a la muerte y tampoco a la vejez.
Cuando los
nazis tomaron el poder bajo la dirección de Hitler, mi trabajo artístico fue
considerado como “degenerado” y no pude volver a exponer en público.
A partir de
1938 mi vida fue una tragedia constante, muere mi gran amigo Ernst Barlach, mi
esposo fallece dos años más tarde y en 1943 tuve que abandonar mi hogar en
Berlín porque fui denunciada por el régimen nazi alemán por convertirme en una
de las principales creadoras de denuncia pública en las manifestaciones
políticas.
Viví en las
dos Guerras Mundiales, en la Primera perdí a mi hijo y en la segunda
destruyeron mi taller con gran parte de mi obra.
Después de
la destrucción, realice mi última serie de grabados “MUERTE”, compuesta de 8 litografías,
donde claramente quiero expresar mi pesimismo.
“Me había
propuesto llevar a cabo mi antiguo proyecto de hacer una serie de hojas
gráficas acerca del tema de la muerte y luego terminar con todo, dejar ya mi
obra....En definitiva, éste es mi testamento: No hay que moler las semillas.
Igual que aquello de ¡Guerra Nunca Más!, esto no es un anhelo, sino una orden,
una exigencia." *
Mi vida
termina en 1945, dos semanas antes de la proclamación del fin de la Segunda
Guerra Mundial.
4 décadas después
de mi muerte Hans Pels Leus den, pintor y marchante de arte, abrió un museo en
Berlín que lleva mi nombre .
* Citas del libro Käthe Kollwitz, Ich will
wirken in dieser Zeit. (Voy a actuar en este momento). Pertenecen a una selección
de sus cartas y diarios.
Este blog es didáctico y no tiene ningún interés comercial. Todas las imágenes han sido obtenidas de internet imágenes.
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